Las superficies de ataque de las empresas se están expandiendo más rápido de lo que la mayoría de los equipos puede seguir. Los servicios expuestos a Internet se implementan en entornos híbridos en la nube, los sistemas heredados permanecen por motivos empresariales y las integraciones con terceros amplían aún más la exposición. Mientras tanto, las juntas directivas y los reguladores exigen pruebas más claras de que los riesgos se entienden y están controlados, en el marco de normativas como ISO 27001, PCI DSS, DORA y NIS2. A esto se suman equipos sobrecargados, acumulación de parches y fatiga de alertas, lo que facilita pasar por alto debilidades en el perímetro, justo donde los atacantes suelen empezar. Una evaluación de vulnerabilidades de la infraestructura externa aborda esta brecha de visibilidad, centrándose en los sistemas que los adversarios ven primero.